Hace rato que quería conocer algún lugar lindo cerca de Santiago. Cuando vi que los chicos de Chile Sorpréndeme tenían una actividad que invitaba a visitar la Laguna del Inca el domingo 2 de diciembre, no lo dude. Compré mi cupo y el de mi hermana y nos preparamos para la experiencia que nos llevaría a conocer ese lugar.
El punto de encuentro fue en el centro de Santiago, muy cerca del metro Los Héroes, por lo que fue muy fácil llegar. Ahí nos esperaban tres buses, no muy grandes ni muy cómodos, pero prácticos al fin y al cabo. Hubiese agradecido un asiento reclinable, pero lamentablemente no fue la opción.
Una vez que llegaron todos los participantes, iniciamos rumbo a la primera parada: el monumento a la Batalla de Chacabuco que queda muy cerca del peaje de Lampa. Éste conmemora la batalla del mismo nombre que se realizó el 12 de febrero de 1817. Mide 20 mts de alto y su autor es Héctor Román Latorre. En los alrededores hay un circuito donde se pueden leer placas informativas y apreciar el paisaje de fondo.
Luego de un rato llegamos a Los Andes, ya que desde esta localidad debíamos emprender rumbo a Portillo, donde se encuentra la laguna. El camino es sinuoso y no tiene mucho tráfico, de todas formas se recomienda manejar con precaución y siempre bajo los límites de velocidad establecidos. Realizamos una parada a la mitad de camino, donde a lo lejos pudimos ver un tren de carga e incluso el vuelo de un imponente cóndor, nuestra ave nacional.
Comenzamos la subida por la Cuesta Caracoles cuando ocurrió un inconveniente: uno de los buses no pudo continuar en ruta, por lo que esos pasajeros fueron repartidos en los otros dos buses restantes. Era eso o dejarlos botados, pero lo bueno es que quedaba muy poco camino por subir, así que continuamos rumbo a Portillo sin problema.
¡Por fin llegamos al centro de ski! La Laguna del Inca se encuentra ubicada a un costado del hotel, bajando por unos senderos que conducen hacia ella. Este sendero es de dificultad fácil, pero creo que usar unas zapatillas con buen agarre es lo ideal, ya que hay muy piedrecilla suelta que se resbala.
Pero, ¿qué esconde la Laguna del Inca? Según el sitio de Ski Portillo, la historia dice así:
La leyenda cuenta que es el ánima del Inca Illi Yunqui que torna a vagar sobre la tumba lacustre en que hizo sepultar a su amada, Princesa Kora-llé, despeñada trágicamente en un precipicio durante el festín de un nascu o montería real. El inca cuyo dolor sacudió la montaña, creyó, con su alma de poeta que ningún sarcófago humano, sería comparable a aquella sepultura. Envuelto en blancos linos, el grácil cuerpo fue descendiendo a la profundidad azul, ante el dolido séquito imperial; y desde entonces el agua tiñó con el matiz de esmeralda de los bellísimos ojos que ya el hijo del sol no podría jamás despertar.
Sin duda, un paisaje hermoso; las fotos hablan por sí solas.
Nos sentamos a comer mientras contemplábamos la laguna, a respirar aire puro y a sacar unas fotos porque obviamente, ¡no podíamos no hacerlo con este paisaje de fondo! Fue un rato muy agradable, hasta que tuvimos que volver al bus para luego detenernos en los vestigios de la ruta del tren transandino, que se puede apreciar luego de caminar unos metros por el sendero de la montaña. En este punto corría muchísimo viento, así que es recomendable llevar una buena chaqueta para este fin o bien, un gorrito que proteja los oídos.
Finalmente, y luego de sacar las últimas fotos, emprendimos el regreso a Santiago, donde llegamos al punto de inicio después de las 19 hrs.
Fue un lindo paseo, a pesar de la incomodidad del bus, y creo que repetiría otra experiencia con los chicos de Chile Sorpréndeme porque por poco dinero se puede conocer un poco más de la región. De igual forma, tienen otros tours programados en su página de Facebook, por si les tinca tener un fin de semana diferente.
